El Nuevo libro de Víctor Ramos, periodista, documentalista y fundador del INADI, recorre la historia de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica), desde sus inicios con Ángel Perelman hasta la actualidad con Antonio Caló.
Mundo Sur FM, te adelanta una pequeña parte del material “Hombres de Acero”, de “Editora Grande”:
EL CORDOBAZO Y EL ASESINATO DE VANDOR
Luego del Cordobazo, Vandor viajó nuevamente a Madrid para entrevistarse con el general Perón. El 23 de junio de 1969 llegó a Puerta de Hierro con el propósito de brindar informaciones y consultar cómo llevar adelante las negociaciones con la debilitada dictadura de Onganía, con quien tenía prevista una reunión a la semana siguiente.
De regreso a Buenos Aires, Vandor mantuvo encuentros con dirigentes obreros y políticos del peronismo para compartir las instrucciones de Madrid. El 30 de junio, unas horas antes de su asesinato, habló por teléfono con Antonio Cafiero sobre la reunión que mantendría con el presidente Onganía dos días después.
Al mediodía, mientras esperaba a varios compañeros para dirigirse a una reunión, fue asesinado en la sede de la UOM por un comando fuertemente armado, que luego de dispararle a quemarropa dinamitó parte del edificio y se dio a la fuga.
Con el homicidio de Vandor comenzaba una etapa de la historia argentina donde el asesinato político se transformaría en un hecho cotidiano. Las jornadas de lucha obrero-estudiantiles de Mendoza, Rosario, Corrientes y Córdoba señalaban el hartazgo del pueblo argentino de la dictadura militar. Luego de los levantamientos obreros en todo el país, el régimen militar intervino la CGT Azopardo. En sus últimas declaraciones públicas, Vandor preanunció los acontecimientos. Ante la pregunta del periodista:
-¿Y qué salida ve para todo esto?
-Es muy difícil acertar. Soy muy pesimista: creo que hemos de transitar por momentos arduos y de dolor. Los problemas han de determinar lucha y enfrentamiento. Teniendo fe en las instituciones, en este caso el Ejército Argentino, creo que si hace honor a las tradiciones del pasado… debe dejar que el pueblo ejerza sin limitaciones ni proscripciones su soberanía.
-¿Cree usted en la vigencia de los dos grandes movimientos históricos?
-Bueno, creo que sí. Que el país agrupará en un 90 por ciento las fuerzas populares y progresistas, con una gran columna vertebral que será el movimiento peronista. Del otro lado quedará una minoría reaccionaria que siempre estuvo en contra del país y que, desgraciadamente, con excepción del decenio 45-55, ha gobernado el país. No creo, pues, en dos grandes movimientos; lo que sí creo es en uno enormemente mayoritario y en otro donde se agrupará la oligarquía…
Lucio Garzón Maceda, militante del PS, fue expulsado por sus simpatías con el sindicalismo peronista. Abogado y asesor de varios gremios, especialmente del SMATA de Elpidio Torres y la UTA de Atilio López de 1957 en adelante, Garzón Maceda también fue protagonista de las jornadas del Cordobazo y secretario de prensa de la CGT Regional Córdoba. Señala con autoridad que:
Es interesante preguntarse cuándo termina el Cordobazo. En cuanto a lo previsto por sus organizadores, los hechos materiales, lo previsible, termina entre las 14 y las 14:30 horas, y continúa con cortes de energía eléctrica en la noche del 29 de mayo.
Pero también ha podido decirse que se proyecta hasta el 30 de junio, el día del asesinato de Vandor.
¿Por qué? Vandor, uno de los dirigentes sindicales más inteligentes, negociador nato, tenía bastante desarrollada la tesis de un peronismo conducido mayoritariamente por los sindicatos; ampliando, siempre, cada vez más, el poder sindical; por allí pasan las coincidencias con los “legalistas” cordobeses. Montado en la protesta, la recupera y reclama al gobierno urgentes reformas, favoreciendo notablemente a los sindicatos. Aprovecha la trascendencia del Cordobazo para exigir cambios.
Cuando asesinaron a Vandor, la UOM, SMATA, UTA, la Federación de LyF, todos nucleados en torno a las 62 Organizaciones –a la que se habían reintegrado varios gremios provenientes de la CGT de Ongaro, como FOETRA y la Unión Ferroviaria–, estaban a la cabeza de un proceso revolucionario, liderando a las clases medias expresadas en el movimiento estudiantil.
Asesinaron al jefe político del movimiento obrero cuando este se encontraba movilizado, en lucha, avanzando en el proceso de reunificación obrera y en clara sintonía con el general Perón.
Varios años después, la revista del grupo Montoneros dirigida por Dardo Cabo publicó detalles macabros del asesinato de Vandor, justificando el crimen. Rodolfo Walsh, que luego sería jefe de inteligencia del grupo Montoneros, dio la explicación política del asesinato del líder metalúrgico un mes antes de que se produjera:
Vandor había recuperado a fines de 1968 toda su influencia, embarcaba a más de cuarenta sindicatos en una campaña de “unidad” y ha vuelto a ser en 1969 el principal obstáculo para una política obrera independiente y combativa.
En la despedida de los restos mortales de Vandor, el delegado de Perón en la Argentina Jorge Paladino sentenció:
Los enemigos del pueblo supieron elegir a la víctima, el hombre que había enfrentado al Gobierno en el paro masivo del 30 de mayo (el Cordobazo). Se trata de un crimen político inspirado en otras latitudes.
En un informe reservado, el delegado del general Perón le escribía:
Estuve permanentemente con los compañeros de las 62 y, especialmente, con los compañeros metalúrgicos. Las conclusiones ya se las doy al principio, mi general: la unidad se va a hacer como se venía gestando con Vandor. Más todavía: en cierto sentido la muerte de Vandor será contraproducente para sus autores. Porque permitió explicar en un nivel más amplio qué es la unidad que queremos y por qué hay que hacerla (…) La muerte de Vandor no les servirá de nada a los asesinos porque, como dicen los metalúrgicos, “el mejor homenaje es terminar lo que Vandor empezó”.

A LA COLA DEL CORDOBAZO
Ninguno de los grupos “clasistas” de la ultraizquierda participó de la resistencia a la dictadura ni de las jornadas del Cordobazo, pero luego se presentaron como sus mentores. Entre ellos se cuentan la agrupación VC (Vanguardia Comunista) y el PCR (Partido Comunista Revolucionario), que respondían a los lineamientos del ex líder de la República Popular China, Mao Tse Tung. Pero mientras que los militantes de VC provenían del viejo PS de Juan B. Justo, los del PCR salieron del mismo PC. Estos últimos pasaron de pro-rusos a pro-chinos sin escalas. Ambos tuvieron una breve influencia en la automotriz Fiat y luego en la propia SMATA de la provincia de Córdoba. También sacó pecho el Partido Obrero, que como sabemos era de estudiantes y pasó toda su vida repudiando a la CGT y a sus cuerpos orgánicos.
En 1970 los “clasistas” de VC ocupaban los puestos directivos de los dos sindicatos propatronales más desprestigiados de Córdoba: Sitrac y Sitram. Estos gremios “amarillos”, que como ya mencionamos se habían formado bajo el ala empresaria en la década anterior para debilitar a la UOM, continuaron con los mismos preceptos. Los nuevos dirigentes de Sitrac y Sitram cambiaron, en el salón del gremio, el retrato de Monseñor de Andrea por el de Mao Tse Tung, y continuaron con el mismo empeño de sus predecesores la guerra contra el movimiento obrero peronista. Explicaba uno de sus dirigentes, Américo Soto:
De comienzo, el espíritu de lucha fue contra la burocracia sindical, de no temerle ni respetarla, sino que, por el contrario, con las bases había que echarla y ocupar sus posiciones (…) Enfrentar los planes de la dictadura militar de entonces y las tácticas frenadoras de la CGT local y traidoras de José Rucci y compañía a nivel nacional.
Cotidianamente expresaban el odio a Rucci, Vandor, Lorenzo Miguel y Perón. A la lucha contra el sindicalismo peronista le agregaron el combate contra la soberanía popular. Su consigna fue: “Ni golpe, ni elección: revolución”. Como sabemos, estas acciones no llevaron a ninguna revolución sino a la restauración de la vieja oligarquía.
Jorge Lozano, que se desempeñaba hasta ese momento como secretario general de la Comisión interna de Fiat ConCord de la UOM, relató que:
Unos años después me encontré en la calle al jefe de personal de Fiat, con quien habíamos mantenido una antigua relación de negociación y conflicto. Ya jubilados de esas luchas fuimos a tomar un café. Lo que me quedó grabado de ese encuentro fue cuando me dijo: “la empresa tenía claro que el problema era la UOM y el peronismo. Cualquier opción era mejor que la UOM, para eso habíamos creado Sitrac y Sitram”.
Luego de que la dirección de Sitrac y Sitram realizara todo tipo de medidas de lucha, como las tomas de la fábrica con rehenes (empresarios y empleados, una costumbre en cada huelga) o las amenazas de incendiar la planta tras rodearla con tanques de nafta, la conducción (integrada por militantes de VC, ERP, PRT) se fue desgastando. Finalmente los dos gremios fueron intervenidos por el gobierno militar del general Lanusse. Con apoyo patronal, la conducción de VC ya derrotada insistió en dividir el gremio e impulsó el ingreso de los trabajadores de Fiat al SMATA para soslayar a la UOM. La nueva consigna que levantó el grupo VC fue: “Luchar, fracasar, volver a luchar, fracasar, volver a luchar hasta el triunfo final”.
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